Los Llanos del Republicano

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miércoles, 25 de febrero de 2015

Pinsapar de la Sierra de los Pinos (Villaluenga)


La Sierra de los Pinos con sus 1.395 m se localiza al Sur del Término Municipal de Villaluenga, no obstante toda la parte Sur y Este de esta Sierra pertenece al municipio vecino de Cortes de la Frontera, mientras que sus laderas Norte y Noroeste pertenecen al término municipal de Villaluenga. El nombre de Sierra de los Pinos se debe a la existencia, hasta principios de los años 30 de varias decenas de pinsapos en la ladera Norte de esta Sierra, por tanto este pequeño pinsapar constituía el único reducto de pinsapos en el término municipal de Villaluenga. De hecho hay varias publicaciones que se hicieron eco de la existencia de este grupo de pinsapos tales como la Descripción geográfica y geológica de la Serranía de Grazalema, (1918) de Juan Gavala y Laborde, que en la página 8, hablando sobre los pinsapos de la Sierra del Pinar recoge una nota al pie que dice textualmente:
"También hemos visto 14-15 pinsapos en la Sierra de Líbar, por encima de la vereda designada en nuestro mapa con el nombre de "Camino de los Contrabandistas".

Otra publicación que cita la presencia de ejemplares sueltos de pinsapo es el "Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz" de Luis Ceballos y Manuel Martín Bolaños, de 1930, donde se menciona la existencia de ejemplares sueltos en Sierra Blanquilla o de los Pinos en el macizo de Líbar...

Pero es la publicación denominada "Núcleos residuales de pinsapo perdidos en Andalucía en el siglo XX" de Diodoro Soto García (2006), donde se recoge un extenso trabajo sobre los pequeños pinsapares que han desaparecido en el siglo pasado, con una extensa dedicación al Pinsapar de la Sierra de los Pinos y con referencias a las distintas visitas que Diodoro Soto ha realizado a este lugar, hay que tener en cuenta que Diodoro Soto es Doctor Ingeniero Forestal ya de avanzada edad, que ha adquirido a lo largo de su vida amplios conocimientos forestales, en especial sobre el pinsapo, teniendo de su autoría muchas publicaciones sobre nuestro abeto autóctono.

Comenta Diodoro Soto García que en el año 1958 en una conversación con Antonio Zapata, que regentaba una fonda en Villaluenga, éste le comentó que su tío José Zapata, fue propietario de la finca del Término Municipal de Villaluenga que incluía la ladera Norte de la Sierra de los Pinos donde crecían unas dos aranzadas de pinsapos (una hectárea), que fueron cortados a la entrada de la II República (1931) para aprovechamiento de la madera, pero que por la dificultad para sacarla, al final fue destinada a carboneo y acarreada a lomos de mulo a Ubrique y Villaluenga. Por tanto, gracias a las indagaciones de Diodoro Soto podemos poner fecha al triste final de estos pinsapos, también cuenta en este trabajo, como en meses posteriores a la mencionada conversación visitó el lugar donde crecieron los pinsapos y pudo ver con sus propios ojos los numerosos tocones de un diámetro de unos 30 cm que quedaban, añadiendo que, aunque no los contó, tuvo la impresión de que en el lugar pudo haber varias decenas de pinsapos y no los 14-15 que señalaba Juan Gavala. Incluso se recolectó una muestra de un pie de 46 cm que fue analizada en el laboratorio de Anatomía y Fisiología Vegetal de la ETS de Montes, confirmándose por análisis de microfotografía que los tocones efectivamente eran de pinsapos.

Ya en 1997, en una excursión por Villaluenga, Diodoro Soto contacta con Francisco Barea Bohorquez, antiguo alcalde de Villaluenga, el cual le muestra un "palillo" de un pinsapo de Villaluenga, cortado por su padre para los aperos de acarreo de los mulos. También de este palo de madera tomó Diodoro una muestra para que fuera analiza, también se confirma que es de pinsapo y se le hace un estudio epidométrico, es decir un estudio de los anillos de crecimiento del árbol correlacionándolo con los registros pluviométrícos, de esta forma llega a la conclusión que el palo del padre de Francisco Barea fue talado en  1909.

Diodoro Soto, Francisco Barea y Mateo Benítez posando junto al palillo de pinsapo. 1997.
Por último D. Soto visitó de nuevo la Sierra de los Pinos en Diciembre de 1997 para fotografiar el último de los pinsapos que quedaba en la zona fruto de la regeneración natural, localizado a unos 800 m al SE de la ladera donde se localizaban los pinsapos originales. En base al testimonio de un vecino de Cortes, Alonso Vázquez, llega a datar la edad de este pinsapo en más de 80 años.

Pinsapo de la Sierra de los Pinos. 12 de Diciembre de 1997.
Por desgracia este pinsapo se secó hace unos años, buscando por internet he podido ver alguna foto del mismo todavía vivo en 2007, hoy sólo queda su tronco seco, una verdadera pena, ya que hubiese sido de gran interés conservar un ejemplar vivo de este núcleo relicto para preservar la variabilidad genética de los pinsapares andaluces.

Pinsapo de la Sierra de los Pinos (22/02/2015) ya hace tiempo seco...

No obstante, hay que señalar que ha habido intentos de repoblaciones, pero más fruto de modestas iniciativas que de programas forestales serios, así en los años 60 el cura de Cortes Vicente Matabuena Suance, plantó algunos ejemplares en la zona Sur de la Sierra de los Pinos, en el lugar conocido como Breña Oscura, lugar donde también en los años 87-88 se han realizado repoblaciones a cargo de escuelas taller de Cortes, los pinsapos presentan malla de protección, no siendo difícil ver que muchos necesitan reposición de marras por haberse secado por completo el plantón, pero a decir verdad ilusiona ver como otros muchos están saliendo adelante, creciendo lento, pero creciendo...

Hasta aquí la triste historia del desaparecido pinsapar de Villaluenga, ahora viene la segunda parte, la de otro modesto proyecto capitaneado por la Sociedad Gaditana de Historia Natural, que organizó el pasado domingo una repoblación en torno al último tocón que queda del antiguo pinsapar, en ella participamos una treintena de voluntarios entre socios y simpatizantes, Para llegar hasta allí subimos en todoterreno por la empinada pista que parte desde el instituto de Cortes, dejando los coches en el Llano del Puerto, nos dirigimos a la ladera Norte de la Sierra de los Pinos para sembrar semillas de pinsapo y con las herramientas adecuadas para la siembra (todo ello facilitado por la Consejería de Medio Ambiente), en una ladera empinada donde queda como vestigio el último de los tocones del antiguo pinsapar.

Hacía frío pero pronto entramos en calor ya que andar por esa ladera con pronunciada pendiente requería su esfuerzo, las semillas se colocaron dentro de mallas de protección y en agujeros que ya habían sido realizados por técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, creo que todos los que sembramos semillas lo hicimos con la ilusión y la esperanza de recuperar un pinsapar perdido, para que dentro de 30 años nuestros hijos puedan disfrutar de la belleza inigualable de nuestro abeto andaluz. El resumen de la jornada no pudo ser más positivo, habrá que estar atento a esta ladera y hacerle el oportuno seguimiento, para que podamos ver año a año la recuperación de este pinsapar perdido.

Pinsapo de repoblación en la zona de Breña Oscura de una altura de 1,5 m aprox.

Mallas de protección de la repoblación de pinsapos realizada en la zona de Breña Oscura
Al ganar altura y salir del encinar de Breña Oscura se empiezan a tener vistas impresionantes de la Sierra de Líbar, Llanos de Líbar, El Palo, Martín Gil...
Los miembros de la Sociedad dirigiéndonos a la ladera Norte de la Sierra de los Pinos (22/02/2015)

Ya casi estamos en el lugar...

Punto de encuentro desde el que comenzó la siembra, al fondo la Sierra del Pinar, Endrinal, Caillo y Sierra de Líbar a medio término
Bajando la empinada ladera donde se localiza el tocón de pinsapo



Y nos vamos aproximando al lugar donde estuvieron los pinsapos hasta los años 30 del siglo pasado. Se aprecian las mallas de protección dejadas por los técnicos de la Consejería

Restos del tocón de pinsapo

Tocón de pinsapo 
Algunas de las mallas, las menos, tenían ya plantones de pinsapo, mostajo y quejigo, nosotros nos dedicamos a sembrar semillas en aquellas mallas que no presentaban plantón alguno, igualmente fuimos depositando entre piornos, con las sembradoras de tubo, otras pocas semillas  

Sue en plena labor de siembra, era de las mejor equipadas, con sus guantes y palín, prefería el método manual al "tubo sembrador" 
Ladera Norte de la Sierra de los Pinos, hoy ocupada por piornos y que esperemos dentro de 30 años esté ocupada por hermosos pinsapos
Otra entrada sobre Pinsapos de Villaluenga y la visión literaria del amigo Carlos Soto del Pinsapar Perdido.

viernes, 6 de febrero de 2015

Quejigos de montaña de la Sierra de las Nieves

Llevo años viendo fotos impresionantes de los quejigos de montaña de la Sierra de las Nieves, así que ya era hora de ir a conocerlos, aprovechando la importante nevada de enero de ese año, el momento elegido para ir a verlos no podía ser mejor. El Quejigo de montaña, Quercus alpestris, es una especie cuya distribución se restringe a las Sierras de las Nieves y de Tolox, teniendo como característica principal la altitud a la que crece, es árbol de hoja marcescente, es decir que no pierde las hojas totalmente hasta que le salen las nuevas en primavera, no obstante la visión invernal que ofrecen es la de un árbol prácticamente de hoja caduca. El problema principal de esta especie es que la mayor parte de los ejemplares son ya muy viejos con escasa regeneración por lo que se han llevado a cabo distintas plantaciones. Más información en el siguiente enlace a la ficha de esta especie en el Libro Rojo de la Flora Vascular de España.


Cercanos al pozo de nieve de Tolox estos impresionantes ejemplares

El amigo Manuel Navarro, con el que coincidimos por allí acercándose a hacer fotos de estos árboles 

El hábitat de esta especie se sitúa entre 1600 y 1800 m sobre el nivel del mar, El Estrecho se ve al fondo 





El amigo Carlos Soto pasando junto a un Quejigo de montaña 

La cencellada es un fenómeno meteorológico que se produce por la acción del viento a temperaturas de -2 a -8 ºC que proporciona estampas tan impresionantes como esta, el ruido como de cristal roto que se produce al desprenderse el hielo de estos árboles también nos llamó la atención.